miércoles, 19 de octubre de 2005

El buen momento

Aquel momento que flota
nos toca con su misterio.
Tendremos siempre el presente
roto por aquel momento.

Toca la vida sus palmas
y tañe sus instrumentos.
Acaso encienda su música
sólo para que olvidemos.

Pero hay cosas que no mueren
y otras que nunca vivieron.
Y las hay que llenan todo
nuestro universo.

Y no es posible librarse
de su recuerdo.

José Hierro

Trascurrir

"Y entretanto la vida se me va entre números y cuentas, documentos internos y disquetes de ordenador, y resulta difícil recordar que mi cerebro no está hecho de chips, que soy humana. Aunque cada día se me note menos."

Lucía Etxebarria (Amor, curiosidad, prozac y dudas)

martes, 18 de octubre de 2005

Con las piedras, con el viento (hablo de mi reino)

Mi reino vivirá mientras
estén verdes mis recuerdos.
Cómo se pueden venir
nuestras murallas al suelo.
Cómo se puede no hablar
de todo aquello.
El viento no escucha. No
escuchan las piedras, pero
hay que hablar, comunicar,
con las piedras, con el viento.

Hay que no sentirse solo.
Compañía presta el eco.
El atormentado grita
su amargura en el desierto.
Hay que desendemoniarse,
liberarse de su peso.
Quien no responde, parece
que nos entiende,
con las piedras, con el viento.

Se exprime así el alma. Así
se libra de su veneno.
Descansa, comunicando
con las piedras, con el viento.

José Hierro

lunes, 17 de octubre de 2005

La otra mitad depende de ti

La mitad de la belleza depende del paisaje;
y la otra mitad de la persona que la mira. . .
Los más brillantes amaneceres;
los más románticos atardeceres;
los paraísos mas increíbles;
se pueden encontrar siempre en
el rostro de las personas queridas.
Cuando no hay lagos más claros
y profundos que sus ojos;
Cuando no hay grutas de las maravillas
comparables con su boca;
Cuando no hay lluvia que supere a su llanto;
Ni sol que brille más que su sonrisa. . .
La belleza no hace feliz al que la posee;
sino a quien puede amarla y adorarla;
Por eso es tan lindo mirarse
cuando esos rostros se convierten en nuestros paisajes favoritos.

Hermann Hesse

sábado, 15 de octubre de 2005

A veces, con alguien que amo


A veces, con alguien que amo me lleno de
ira por temor a prodigar
amor no correspondido,
Pero ahora creo que no hay amor no
correspondido, la retribución es
segura, de uno u otro modo,
(Amé ardientemente una persona y mi
amor no fue correspondido,
Sin embargo, aquel amor ha hecho que
escriba estos cantos.)

Walt Whitman

viernes, 14 de octubre de 2005

Hagamos un trato


Compañera usted sabe
Puede contar conmigo
no hasta dos o hasta diez sino
contar conmigo

Si alguna vez advierte
que a los ojos la miro
y una veta de amor
reconoce en los mios
no alerte sus fusiles
ni piense que deliro

A pesar de esa veta
de amor desprevenido
Usted sabe que puede
contar conmigo

Pero hagamos un trato
nada definitivo
yo quisiera contar con usted
Es tan lindo
saber que usted existe
uno se siente vivo.

Quiero decir contar
hasta dos o hasta cinco
no ya para que acuda
presurosa en mi auxilio
sino saber y asi quedar
tranquilo que usted sabe
que puede contar conmigo.

Mario Benedetti

jueves, 13 de octubre de 2005

Sin palabras


Quisiera que tú me entendieras a mí sin palabras.
Sin palabras hablarte, lo mismo que se habla mi gente.
Que tú me entendieras a mí sin palabras
como entiendo yo al mar o a la brisa enredada en un álamo verde.

Me preguntas, amigo, y no sé qué respuesta he de darte,
Hace ya mucho tiempo aprendí hondas razones que tú no comprendes.
Revelarlas quisiera, poniendo en mis ojos el sol invisible,
la pasión con que dora la tierra sus frutos calientes.

Me preguntas, amigo, y no sé qué respuesta he de darte.
Siento arder una loca alegría en la luz que me envuelve.
Yo quisiera que tú la sintieras también inundándote el alma,
yo quisiera que a ti, en lo más hondo, también te quemase y te hiriese.
Criatura también de alegría quisiera que fueras,
criatura que llega por fin a vencer la tristeza y la muerte.

Si ahora yo te dijera que había que andar por ciudades perdidas
y llorar en sus calles oscuras sintiéndose débil,
y cantar bajo un árbol de estío tus sueños oscuros,
y sentirte hecho de aire y de nube y de hierba muy verde...

Si ahora yo te dijera
que es tu vida esa roca en que rompe la ola,
la flor misma que vibra y se llena de azul bajo el claro nordeste,
aquel hombre que va por el campo nocturno llevando una antorcha,
aquel niño que azota la mar con su mano inocente...

Si yo te dijera estas cosas, amigo,
¿qué fuego pondría en mi boca, qué hierro candente,
qué olores, colores, sabores, contactos, sonidos?
Y ¿cómo saber si me entiendes?
¿Cómo entrar en tu alma rompiendo sus hielos?
¿Cómo hacerte sentir para siempre vencida la muerte?
¿Cómo ahondar en tu invierno, llevar a tu noche la luna,
poner en tu oscura tristeza la lumbre celeste?

Sin palabras, amigo; tenía que ser sin palabras como tú me entendieses.

José Hierro

miércoles, 12 de octubre de 2005

Buscabas una flor


Buscabas una flor
y hallaste un fruto.
Buscabas una fuente
y hallaste un mar.
Buscabas una mujer
y hallaste un alma.
¡Estás desencantado!

Edith Södergran

martes, 11 de octubre de 2005

Felicidad

A pesar de sus treinta años, a Berta Young le hubiera gustado correr en vez de andar; o deslizarse por los pisos brillantes de su casa en instantes como este; haciendo pasos de bailarina; hacer rodar un aro; arrojar cualquier cosa al aire para volverla a agarrar, o permanecer quieta y reír...sencillamente por nada.
¿Qué puede hacer uno si, a pesar de sus treinta años al doblar la esquina de su casa le acomete de golpe una sensación de felicidad..., de felicidad absoluta...como si de golpe se hubiese tragado un pedazo brillante de crepúsculo y le ardiera el pecho, arrojando una lluvia de chispas por toda su carne?
¿Es que no había forma de decirlo sin que a uno lo confundieran con "un borracho, con un loco"? La civilización es una estupidez. ¿Para qué tenemos un cuerpo entonces, para que lo encerremos en una caja antigua como si se tratara de un stradivarius?

Katherine Mansfield

lunes, 10 de octubre de 2005

El alma tenías


El alma tenías
tan clara y abierta,
que yo nunca pude
entrarme en tu alma.
Busqué los atajos
angostos, los pasos
altos y difíciles...
A tu alma se iba
por caminos anchos.
Preparé alta escala
-soñaba altos muros
guardándote el alma-,
pero el alma tuya
estaba sin guarda
de tapial ni cerca.
Te busqué la puerta
estrecha del alma,
pero no tenía,
de franca que era,
entrada tu alma.
¿En dónde empezaba?
¿acababa, en dónde?
Me quedé por siempre
sentado en las vagas
lindes de tu alma.

Pedro Salinas

domingo, 9 de octubre de 2005

En las noches claras


En las noches claras,
resuelvo el problema de la soledad del ser.
Invito a la luna y con mi sombra somos tres.

Gloria Fuertes

viernes, 7 de octubre de 2005

Luz que nunca se extingue

" Te equivocas, sin duda. Alguna vez alcanzan
tus manos el milagro;
en medio de los días indistintos,
tu indigencia, de pronto, toca un fulgor que vale
más que el oro puro:
con plenitud respira tu pecho el raro don
de la felicidad. Y bien quisieras
que nunca se apagara la intensidad que vives.
Después, cuando parece que todo se ha cumplido,
te entregas, cabizbajo, a la añoranza
del breve resplandor maravilloso
que hizo hermosa tu vida y sortilegio el mundo.

Tu error está en creer que la luz se termina.
Al cabo de los años he llegado a saber
que en la naturaleza del milagro
se funden lo fugaz y lo perenne.
Tras su apariencia efímera,
el relámpago sigue viviendo en quien lo vio.
Porque su luz transforma y ya no eres
el hombre aquel que fuiste antes de que en tus ojos,
de que en el fondo oscuro de tu ser fulgurase.

No, la luz no se acaba, si de verdad fue tuya.
Jamás se extingue. Está ocurriendo siempre.
Mira dentro de ti,
con esperanza, sin melancolía.
No conoce la muerte la luz del corazón.
Contigo vivirá mientras tú seas:
no en el recuerdo, sino en tu presente,
en el día continuo del sueño de tu vida. "

Eloy Sánchez Rosillo

jueves, 6 de octubre de 2005

miércoles, 5 de octubre de 2005

Hoy baja el listón

Hoy el listón de la calidad literaria, me temo que va a descender considerablemente. Mis disculpas a los amigos.
Hoy en mi nebulosa no hay poesía, no hay fragmentos, no hay citas.....Hoy la nebulosa llega llena de estrechez.
Hace ya mucho, cuando nació nebulosas como un complemento a "Mis musas", era algo más espontáneo menos encorsetado, infinitamente menos medido.
Últimamente he necesitado medir al milímetro las palabras, y eso, francamente, me está imposibilitando una gran parte de su propósito, porque aunque desde ya muy pequeña aprendí de una manera eficaz y contundente que en esta vida hay muchas cosas (el dolor y las cosas negativas, e incluso las no negativas pero si íntimas), que hay que esconder, disimular (porque aburren, desagradan y producen rechazo), hay ocasiones en que algo crece dentro y necesita salir. Pero necesita salir sin que por ello nos perjudique, de una manera silenciosa, sin que nadie lo tergiverse, sin que nadie lo utilice.
He rebuscado en mi memoria, pero no he conseguido encontrar nada que exprese lo que hoy bulle en mi nebulosa (si Don Casimiro, es algo que se relaciona estrechamente con los comentarios de ayer) de una manera que se pueda exponer en este foro y por eso hoy únicamente dejo dudas, dejo sensaciones, que quien quiera entender, que entienda y quien no quiera entenderlas, quien utilice esta casa sólo para informarse y utilizarlo, que me haga un favor: "Váyase de mi casa".
Siento el bajonazo, pero "es lo que hay". Hoy necesito esa mano.

lunes, 3 de octubre de 2005

Palabras nunca dichas

No sabía decirlas, no podía;
porque jamás las pronunciará antes,
juntas así.
La angustia la mataba,
imposible aguantar aquel anhelo
que era dolor cruel
de tan agudo.
Y las palabras nunca dichas
fueran el único remedio
en aquel trance
que alteraba su cuerpo:
de la piel, hasta lo más profundo.
Con voz rota ella pide:
¡oh tú, por caridad ayúdame
a decirte que... Palabras.

J.A.Goytisolo

domingo, 2 de octubre de 2005

Desde el umbral de un sueño


Desde el umbral de un sueño me llamaron...
Era la buena voz, la voz querida.

-Dime: ¿vendrás conmigo a ver el alma?....
Llegó a mi corazón una caricia.

-Contigo siempre....Y avancé en mi sueño
por una larga, escueta galería,
sintiendo el roce de la veste pura
y el palpitar suave de la mano amiga.

Antonio Machado